Читать книгу El IUSAM de APdeBA. Una casa universitaria para el psicoanálisis онлайн

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7. La formación puede lograr cambios en la subjetividad en el contacto con los objetos del análisis pero, los cambios deben ir en dirección de una creciente autonomía personal y en la transformación de los restos transferenciales generados en su tránsito. Cuando termine la formación, lo esencial del desasimiento no será el duelo sino la irreparable constatación de que la palabra del otro, del difunto, quedará inconclusa para siempre. Un inacabamiento que corresponde cada uno transportar a otra parte. Y esa inspiración es inagotable, por suerte seguirá alimentando la vocación. La identidad analítica requiere alcanzar un funcionamiento más allá de una égida, parental o de cualquiera de sus representantes. Las voces del pasado, de la tradición, de lo establecido, deben generar respeto pero en algún momento deben atenuarse (o llamarse a silencio) en el interior del analista para dar lugar a la originalidad y singularidad propias.

8. Es imprescindible que la formación analítica tenga lugar en un espacio institucional. La institución ofrece una especie de moratoria, de noviciado, para ejercitar un aprendizaje, lanzado primero al amparo de colegas con más experiencia y gradualmente con mayor independencia y autonomía. Permite la participación en pequeños grupos, tolerar las ansiedades del aprendizaje y el apoyo mutuo, el conllevar éxitos y fracasos. Compartir un dialogo con otros que pueden entender los términos de un lenguaje que el sentido común no comprende. Los límites reaseguradores de la institución permiten un grado de procesamiento de las ansiedades ligadas al aprendizaje.

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