Читать книгу Constance de Salm y la modernidad de su discurso feminista. Epístolas y otros escritos (1767-1845) онлайн

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A pesar de esta protesta en defensa de su Camille, señalando que la mayoría de los periódicos le dedicaron artículos «muy favorables», no cabe duda de que hubo un buen número de críticos que arremetieron contra la obra, tal y como recogen sus biógrafos: «Este drama en cinco actos y en verso se representó en el Teatro Francés (en 1799), pero ciertas críticas injustas indujeron a la autora a tomar la determinación de retirarlo del teatro en el acto, aunque ya se hubiera anunciado la segunda representación».ssss1 Otros contemporáneos se esforzaron por dejar constancia de la valía de la obra, como Michel de Cubières-Palmézeaux, que calificó Camille de drama donde había una belleza de primer orden («drame où il y avait des beautés du premier ordre»). El fracaso que obtuvo la obra lo achaca a los prejuicios por parte del público frente este género más natural y verdadero (Cubières-Palmézeaux, 1812: 5).

Con todo, lo cierto es que la propia Constance, en una carta de 5 de marzo de 1800 dirigida a Mademoiselle de Salis, ya había anticipado intuitivamente la recepción que iba a tener esta obra por parte del público. En dicha carta la autora se lamenta de que intentar complacer al público venía a ser como una lotería, razón por la que presiente tanto el posible éxito de Camille como su fracaso. Sin embargo, todo parece indicar que Madame Pipelet se inclinaba a anticipar más bien su fracaso, dado que pone especial empeño en mostrarse resignada ante la idea de perder la contienda con el público:

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