Читать книгу Mercados del lujo, mercados del arte. El gusto de las elites mediterráneas en los siglos CIV y XV онлайн
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Entre los miembros de la aristocracia europea y de la burguesía urbana destacan, por la exhuberancia de sus decoraciones, los libros de Horas, considerados como los breviarios de los laicos.ssss1 El número, cuantitativamente importante, de los manuscritos catalogados como libros de Horas conservados en la actualidad pone al descubierto la importancia que adquirieron en Europa durante el otoño de la Edad Media. Las colecciones de los conservados tanto en la Biblioteca Apostólica Vaticanassss1 como los de la Biblioteca Nacional de Francia,ssss1 así como los de otras bibliotecas, constituyen una prueba más que suficiente de cuanto se afirma. Servirán a guisa de ejemplo los de: (1) el libro de Horas de Juana de Evreux, copiado entre 1325 y 1328;ssss1 (2) el libro negro de oraciones de Galeazzo Maria Sforza, 1466-1476;ssss1 [fig. 4.3] y (3) un libro de horas negro según la liturgia de Roma, Brujas ca. 1475, de la Pierpont Morgan Library.ssss1
Los mecenas, durante la época de la cultura manuscrita, intervinieron de forma decisiva en la configuración definitiva de los mismos; decidieron sus decoraciones, incorporaron o excluyeron determinados textos, e incluso integraron sus respectivos retratos. Con cierta frecuencia sus propietarios/ as no leyeron los textos en ellos transcritos.ssss1 Una sugerente interpretación a la que invitan algunos de los retratos incluidos en los Libros de Horas y en los que el propietario orante en el reclinatorio se le representa acompañado de un libro abierto; el orante no dirige su mirada al libro abierto, con o sin texto escrito, en ocasiones sólo evidenciado mediante líneas horizontales o por caprichosos trazos de escritura. Se trata, por otra parte, de una imagen que mantuvo viva la iconografía de la Anunciación, en la que la Virgen María escucha la salutación angélica: «Ave gratia plena: Dominus tecum: benedicta tu in mulieribus» (Lc 1, 28) acompañada de un libro abierto en el reclinatorio que en ocasiones incluye el texto de la profecía de Isaías, concretamente 7, 14-15 (Ecce virgo concipiet, et pariet filium. Et vocabitur nomen eius Emmanuel. Butyrum et mel comedet, ut sciat reprobare malum, et eligere bonum).ssss1 Cabe la posibilidad de que sus propietarios los utilizasen como el complemento de la escena de la devoción privada. Posiblemente, el propietario sólo se interesaba por su presencia física, independientemente de su lectura; al mismo tiempo, era contemplado también por aquellos que perteneciendo a una misma clase social frecuentaban los mismos espacios de devoción y participaban de idénticas gestualidades.