Читать книгу Instantáneas en la marcha. Repertorio cultural de las movilizaciones en Chile онлайн

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Una paradoja muy compleja de la retórica de los rayados es la que instala al Estado como su adversario, identificando por completo al Estado con el actuar violento de las fuerzas del orden, por ejemplo. Esto no es de extrañar, dado que el propio presidente recurrió a una retórica bélica, instalando una suerte de guerra entre el Estado y la ciudadanía. Pero, por otra parte, está claro que el Estado es el único capaz de canalizar muchas de las demandas levantadas por el estallido (en particular aquellas que tienen que ver con aumentar las garantías mínimas para sus ciudadanos). Es verdad también que en los rayados apareció una retórica violenta, aunque sería importante distinguir esa retórica de la violencia efectiva (que fue también innegablemente un componente de las manifestaciones): no siempre quien escribe que quiere “matar un paco” estaría realmente dispuesto a hacerlo. Las palabras no son actos, o mejor dicho son actos de habla, actos políticos que funcionan con lógica propia y distinta de otros modos de acción. Es importante también recordar que el actuar sumamente violento de carabineros contra los manifestantes, que dejó una inquietante secuela de heridos, no iba acompañado de una retórica bélica sino de una retórica de mantener el orden y hacer cumplir la ley.

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