Читать книгу Miradas cruzadas. Escritoras, artistas e imaginarios (España-EE.UU., 1830-1930) онлайн
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El 19 de abril de 1835 Ramón de La Sagra llega a la ciudad de Nueva York procedente de Cuba. Sus primeras impresiones sobre la ciudad no pueden ser más entusiastas, pues escribe cuatro días después:
Pero lo que mas me complace aquí, no es la vista hermosa de la ciudad, lo espacioso de las calles, la limpieza de las casas, su ornato esterior; sino la grande actividad comercial que veo por todas partes, el movimiento de la industria animada, los progresos de la población, el aseo general de las gentes y cierto aire de bienestar que todas las clases ofrecen. (La Sagra, 1836: 2)
La estancia en Estados Unidos se alargó más de lo proyectado y tuvo resultados insospechados entonces en la trayectoria intelectual del viajero. Pero esas primeras sensaciones de La Sagra al contemplar la ciudad de Nueva York, asociadas a la “grande actividad” y al “aire de bienestar” que la sociedad norteamericana le ofrecían, acompañarán al autor de Cinco meses en los Estados-Unidos de la América del Norte (1836) durante su viaje por las tierras del este de los Estados Unidos. Esas dos características, que según La Sagra sustentan las costumbres americanas, se desarrollarán con más precisión a lo largo de este extenso libro de viajes a través de la mirada, entre atónita y asombrada, de “un viajero, que en las soledades del Nuevo Mundo discurre sobre la suerte de una nacion eminentemente republicana” (La Sagra, 1836: X-XI).