Читать книгу La noche de Iguala. Secuestro, asesinato y narcotráfico en Guerrero онлайн

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Esa es la terrible historia, relatada por los victimarios, confirmada por pruebas y peritajes, de lo ocurrido la noche del 26 de septiembre de 2014. Lo saben las autoridades, los padres y sus representantes.

Cuatro años después del secuestro y asesinato de los jóvenes de Ayotzinapa en Iguala, debemos y podemos tener ya un corte de caja. Existen elementos suficientes para establecer no una versión, sino una verdad jurídica que sirva para hacer justicia a los jóvenes pero también para que ya no impere la impunidad entre quienes están usando Ayotzinapa para fines que nada tienen que ver con la justicia, los derechos humanos o la seguridad.

Hoy sabemos qué ocurrió el 26 de septiembre en Iguala, cómo fueron los muchachos agredidos, detenidos, llevados a las instalaciones policiales en Iguala, entregados a la policía de Cocula y a un grupo de narcos, trasladados al basurero de ese municipio, incinerados y sus restos arrojados al río. Hay más de un centenar de detenidos, testimonios y confesiones; restos identificados que confirman los dichos; autores materiales e intelectuales detenidos y confesos. Por supuesto que falta por hacer, pero manipular los hechos como intentan algunos grupos es inaceptable, en primer lugar, para los familiares de las víctimas, pero también para el resto de la sociedad. No fue el Estado el que mató a los jóvenes de Ayotzinapa, no participó en esos hechos el ejército, fueron narcotraficantes, ligados a policías y autoridades municipales y posiblemente locales.

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