Читать книгу Forjando Territorios 2020 онлайн

10 страница из 11

3 ¿Cómo ponemos en práctica FORJA?A esta propuesta se vinculan los programas académicos desde el currículo, con asignaturas destinadas a contribuir en la solución de problemáticas locales y regionales, en una perspectiva de trabajo colaborativo de mediano y largo plazo, asociado con territorios específicos. Con esto, se pretende potenciar la formación disciplinar, el desarrollo del pensamiento crítico, el auto-conocimiento, el liderazgo, la ciudadanía y el compromiso con el desarrollo integral de nuestro contexto, a través de la gestión de iniciativas y proyectos.FORJA se caracteriza porque se desarrolla en articulación permanente con otros actores y sectores sociales presentes en el territorio, de tal modo que las organizaciones y las comunidades son los principales garantes de la continuidad de dichos procesos. La Universidad, por lo tanto, participa de los proyectos liderados por las organizaciones tanto de carácter comunitario como institucional, privilegiando aquellas con las cuales se han venido construyendo relaciones de confianza.FORJA es un programa de carácter procesual, tanto en lo pedagógico como en la interacción academia-comunidad; tiene, por consiguiente, desarrollos progresivos en el mediano y largo plazo. No se agota en una sola asignatura, sino que se espera la articulación de diferentes asignaturas al interior de cada plan de estudios para el logro de los objetivos de la propuesta. Es un compromiso de toda la comunidad educativa, en tanto se requiere la responsabilidad de los diferentes actores de la Universidad para el diseño, ajuste y puesta en marcha de FORJA, evitando que se asuma como la responsabilidad aislada de unos pocos docentes y directivos.Los principios generales de FORJA, marcan un referente conceptual con fundamentación y perspectiva pedagógica, que integra una formación disciplinar y social en dos escenarios: el aula y los territorios. Los saberes académicos y los saberes sociales propios de los territorios se entrelazan, favoreciendo que el aprendizaje que se da sea significativo y transformador.La Universidad ha focalizado su acción en tres territorios donde históricamente ha hecho presencia con proyectos aislados, asociados al desarrollo de asignaturas. Lograr una comprensión territorial exige que se tenga una mirada integral del territorio, se reconozcan sus dinámicas sociales, culturales, económicas, políticas y ambientales, y se acompañe su desarrollo desde una perspectiva sostenible, que involucra la participación de la Universidad desde sus tres funciones sustantivas: docencia, investigación y servicio, avanzando en la construcción de procesos interdisciplinarios, que se nutren de la articulación e intercambio que se pueda dar entre los procesos de docencia, investigación o consultoría.Los territorios, poblaciones u organizaciones de interés para el desarrollo de FORJA, están relacionados con la pertinencia social y las políticas de la Universidad, reconociendo el contexto social, político, económico, cultural y generacional, de los sectores donde se lleven a cabo los proyectos. Estos territorios son afectados por la marginalidad, la pobreza y la inequidad. Sin embargo, son territorios con capacidades y potencialidades organizativas, que expresan su interés y compromiso, donde es posible fortalecer los procesos de empoderamiento comunitario y organizacional. Territorios donde la acción del proyecto es pertinente y oportuna para fortalecer ética, técnica y administrativamente, tanto la institucionalidad pública como la organización social. Los territorios pueden tomar forma de comunidades, con sus familias, instituciones y poblaciones en un espacio geográfico que responda, especialmente, a un plan de desarrollo local; pueden hacer referencia a un barrio, una comuna, un municipio, una vereda, un corregimiento o una organización, por lo que, esta perspectiva del territorio tiene límites flexibles porque nuestra interacción con las comunidades se amplía o cambia con el tiempo. Establecer contacto y coordinación permanente con las instituciones u organizaciones comunitarias del territorio es un factor fundamental dado que estas no pueden ser asumidas como simples “receptoras de servicios” o como “laboratorios” para llevar a cabo experiencias de aprendizaje por fuera del aula. La relación entre universidad y comunidad es bidireccional entre pares y colaboradores, desde una postura de interacción dialógica, que reconoce a los sujetos y colectivos que habitan estos territorios como sujetos políticos, desde una perspectiva del empoderamiento social, con capacidades de gestionar endógenamente su vida y sus procesos de desarrollo.Reconocer las potencialidades de los sujetos y comunidades que habitan estos territorios, es reconocer lo que las personas son capaces de hacer y de ser. Nussbaum (2012) señala que las capacidades hacen referencia al potencial interior de la persona, es decir, a su autoestima y capacidad de autodeterminación, como opor-tunidades o libertades creadas “por la combinación entre esas facultades personales y el entorno político, social y económico” (p. 40). En otras palabras, en el marco de FORJA, es la oportunidad para que las personas de los territorios puedan gestionar procesos personales y comunitarios en una perspectiva solidaria. Ahora bien, la aplicación de la metodología de Aprendizaje Servicio tiene relevancia en este Programa, pues el docente universitario logra integrar en el syllabus de su asignatura, objetivos propios de la disciplina de estudio y otros propios del servicio a la comunidad, donde el proceso de reflexión crítica hace que emerjan, con la misma intensidad, los saberes propios de los territorios que se resignifican a la luz de las teorías disciplinares. Furco (2003) señala que en el Aprendizaje Servicio “las experiencias deben apuntar al logro de los objetivos académicos del programa, al tiempo que atienden las necesidades específicas de la comunidad/organizaciones” (p. 14).Se promueve el balance entre el logro de objetivos académicos y los resultados del proyecto comunitario o de servicio con un claro impacto en la formación de valores y actitudes de los estudiantes. Se requiere que los dos componentes, aprendizaje y servicio, estén presentes con la misma intensidad e interés y se logre un efectivo trabajo articulado entre la academia y la comunidad. Esta metodología facilita que los estudiantes aprendan en su interacción y servicio con las comunidades en una perspectiva de diálogo de saberes y reciprocidad donde todos ganan:La comunidad, cuando se fortalecen las capacidades de gestión alrededor de múltiples aspectos de la vida comunitaria y sus procesos de desarrollo integral, que involucran dife-rentes actores para lograr el intercambio de perspectivas del desarrollo local y regional en función de lograr el despliegue de potencialidades propias.Los estudiantes, puesto que se favorece el intercambio de saberes entre las comunidades y la Universidad, con el fin de colaborar en la construcción de alternativas de vida digna para todos, contribuyendo a la formación de personas con un gran sentido de lo humano, un alto capital intelectual y profesional. Los profesores, cuando pueden desarrollar los objetivos de aprendizaje de sus asignaturas de manera contextualizada, avanzar en sus intereses de investigación, a la vez que avanzar en sus intereses de investigación, contribuyendo al desarrollo de los territorios en los que trabajan.En síntesis, con FORJA se evidencia un eje articulador de la formación de la dimensión social1, entendida como: “la capacidad para interpretar la realidad, a partir del encuentro e intercambio con otros, como actores corresponsables de la transformación social; cuyos componentes son: socio afectivo, comunicativo, pensamiento crítico y ciudadanía, transformación social y gestión de proyectos; y se puede lograr su desarrollo en tres niveles: reconocimiento, comprensión, gestión” (Pontificia Universidad Javeriana, 2019).A través de este proceso de fortalecimiento de la dimensión social, el estudiante logra un aprendizaje situado históricamente en un contexto particular y es orientado por su profesor a realizar un análisis crítico de las diferentes condiciones históricas, modelos de desarrollo imperante y fuerzas que inciden en el mantenimiento de estructuras de exclusión e injusticia. Al mismo tiempo, el estudiante desarrolla una serie de habilidades orientadas al reconocimiento de sus propias habilidades para hablar en público, trabajar en equipo e identificar alternativas de solución a problemáticas concretas propias del entorno en el que se mueve el proyecto de trabajo. La capacidad de planear y gestionar procesos con líderes o funcionarios de diferentes instituciones, en la perspectiva de lograr alianzas significativas para dar sostenibilidad a los proyectos emprendidos, se convierte en un indicador importante, potenciador de los procesos formativos. Finalmente, con el desarrollo de estos componentes se podrá explicitar cómo FORJA logra convertirse en una experiencia significativa y situada, que aplica la metodología de Aprendizaje Servicio, con una perspectiva para el cambio social y la paz.ReferenciasCampo Cano, L. (2014). Aprendizaje servicio y educación superior. Una rúbrica para evaluar la calidad de los proyectos. Barcelona: Universitat de Barcelona.Chaux, E., Lleras, J., & Velásquez, A. (2004). Competencias ciudadanas de los estándares al aula. Una propuesta de integración a las áreas académicas. Bogotá: Universidad de Los Andes, CESO, Ministerio de Educación de Colombia.Echavarría. (2009). Interculturalidad y educación para la paz en Educación para la Paz. Experiencias y metodologías en colegios de Bogotá. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana.Fisas, V. (1988). Cultura de paz y gestión de conflictos. Barcelona: Icaría.Freire, P. (1989). La educación como práctica de la libertad. Madrid: Siglo XXI.Furco, A. (2003). Service Learning: a balanced approach to Experiential Education. En Introduction to Service Learning Toolkit (pp. 11-14). Readings and Resosurces for Faculty. Campus Compact.González Monteagudo, J. (2007). La pedagogía crítica de Paulo Freire. Anuario Pedagógico (11), 53-64.Guarín León, S. (2016). Participación ciudadana en el posconflicto: entre la hipertrofia y la inanición. En Colombia: Encrucijadas y Perspectivas. Una agenda para el avance institucional y el desarrollo (pp. 63-83). Bogotá: Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga, Konrad Adenauer Stiftung.Nussbaum, M. (2012). Crear capacidades. Propuesta para el desarrollo humano. Paidós: Barcelona.Pontificia Universidad Javeriana. (1992). Proyecto Educativo. Bogotá.Pontificia Universidad Javeriana. (2019). Evaluación de los aprendizajes en Forja. Referentes para el profesor. Documento inédito. Cali.Pontificia Universidad Javeriana Cali. (2015). Rasgos de nuestra identidad: características educativas e intencionalidades formativas institucionales de la Pontificia Universidad Javeriana Cali. Puig, J., & Palos, J. (2006). Rasgos pedagógicos del aprendizaje servicio. Cuadernos de Pedagogía (357), 60-63.Ramírez Bravo, R. (2008). La pedagogía crítica una manera de generar procesos educativos. FOLIOS, 108-119.Rodríguez, A. (2005). La inclusión de la diversidad cultural de los jóvenes propicia la cultura de paz. Bogotá: Alianza Educación para la construcción de una cultura de paz.Roith, C. (s.f.). La teoría crítica en la teoría educativa y los diseños curriculares de Wolfgang Klakfi. Universidad de Alcalá.

Правообладателям