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2 ¿Cuáles son los fundamentos de esta propuesta?2.1 El cambio socialLa fundamentación epistemológica para el cambio social de FORJA se ubica en la pedagogía crítica, es decir en una pedagogía para el cambio social, en tanto se entiende que el conocimiento es un instrumento para la liberación (Freire, 1989). Desde una perspectiva Latinoamericana, Paulo Freire propone la educación como una necesidad para la humanización, que implica una actividad esencial y radicalmente política, ideológica y relacionada con los valores. El modelo liberador propuesto por Freire, se basa en el principio que, tanto educador y educando, tienen cosas que aprender y enseñar a la vez, donde la enseñanza tiene el rol de una actividad problematizadora, crítica e investigativa, que tiene por objeto develar la realidad (González Monteagudo, 2007). En este contexto, la pregunta del para qué de la educación es relevante y necesaria, implica considerar para quién, por qué, cómo, cuándo y dónde se desarrollan determinadas actividades y ejercicios académicos. La pedagogía crítica se basa en los supuestos de la participación social, que permite concientizar a los actores involucrados sobre su compromiso y responsabilidad en el desarrollo de su contexto; la comunicación horizontal entre los actores, donde se valida el discurso del otro y sus conocimientos; la significación de los imaginarios que permiten comprender el contexto histórico, político y cultural de los grupos involucrados; la humanización de los procesos educativos, que permite la reflexión y análisis de los propios valores y actitudes; la contextualización del proceso educativo, que supone la confrontación de la realidad existente con la realidad estudiada; y finalmente, la transformación de la realidad social como resultado de los procesos anteriores donde la academia no solo busca cambiar la realidad social sino conceptualizarla, fortalecer el trabajo en equipo e investigarla para dar cuenta del pasado, presente y futuro de los procesos (Ramírez Bravo, 2008).Por lo tanto, la pedagogía crítica se fundamenta en la formación de un pensamiento crítico para la auto-determinación y la conciencia sobre la capacidad de transformar que tienen las personas y los colectivos. En este sentido, la Pontificia Universidad Javeriana (1992) desde su Proyecto Educativo forma a sus estudiantes para: […] el desarrollo de un hábito reflexivo, crítico e investigativo que le permita, [al estudiante] formarse esquemas básicos de vida y mantener abierta su voluntad de indagar y conocer […] discernir el sentido de los procesos históricos locales y universales, y el valor de los modelos y proyectos que intentan transformar situaciones concretas […] que le permita formarse para una mayor libertad y responsabilidad social, como ser humano para los demás, y adquiera una visión ética del mundo que lo comprometa con el respeto de los Derechos Humanos, el cumplimiento de sus deberes, la participación política, la realización de la justicia y la protección y el mejoramiento de la calidad de vida. De esta forma, tendrá presente en sus decisiones los efectos que éstas tienen en todas las personas, de manera especial en las víctimas de la discriminación, la injusticia y la violencia (p. 3).En síntesis, FORJA puede ser una estrategia formativa que integra la pedagogía crítica en tanto no solo quiere aportar a la formación de los estudiantes en una perspectiva de mayor comprensión del contexto social, sino transformar sus paradigmas para avanzar en la construcción de otros modelos de relación social. Sin duda, integrar en un programa estos referentes de la pedagogía crítica exige explicitar la didáctica necesaria para lograrlo, y relacionar los temas técnicos que se abordan en el syllabus, siempre que sea posible, con procesos de transformación orientados al cambio social. Durante la enseñanza de temas técnicos es necesario aplicar métodos que fomenten el aprendizaje comprensivo y crítico de la realidad, la autogestión y el autocontrol, y el aprendizaje en cooperación social entre los participantes del proceso de formación (Roith, s.f.). 2.2 La educación para la paz¿Qué significa la dimensión de la Paz en el programa FORJA? Esta es la pregunta frecuente que se hacen algunos interesados en comprender la fundamentación de la propuesta. Sin duda, la respuesta puede tener diferentes niveles: uno macro, relacionado con el momento socio-histórico de nuestro país; y otro micro, referido al sujeto, entrañado en la pedagogía, circunscrito al sentido mismo del para qué de la educación. Sin duda, las dos dimensiones, para el caso de FORJA como programa que logra integrar la identidad de la Pontificia Universidad Javeriana en la perspectiva de la promoción de la justicia social, se amalgaman logrando su potencia. En este momento, Colombia se encuentra en una etapa histórica importante, ha avanzado hacia el cierre de uno de los conflictos armados más largo de la historia con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia con la firma a finales de 2016, del “Acuerdo Final para la terminación del Conflicto y la Construcción de una paz estable y duradera”. Durante el proceso de negociación entre el Gobierno Nacional y esta guerrilla, se manifestó una preocupación constante por el territorio y los derechos de quienes habitan en él. Esta preocupación por el territorio busca reconocer que la guerra ha afectado principalmente a las zonas más apartadas, donde las instituciones del Estado no han alcanzado a llegar, aunque especialmente busca reforzar la idea de que la paz no se puede construir solamente desde Bogotá y las oficinas del gobierno central. Por lo tanto, la paz territorial es un enfoque de política pública que apuesta por la focalización en las regiones, la participación ciudadana y la generación de capacidades en los actores territoriales (Guarín León, 2016). Este planteamiento reconoce que las soluciones a los problemas de inequidades deben diseñarse con relación a las características de los territorios más afectados por el conflicto, dado que no existen soluciones tipo y cada territorio requiere unas particularidades. Teniendo en cuenta que no hay una fórmula para dar solución, se deben promover diálogos con la ciudadanía, que permitan reconocer las necesidades y expectativas, en pro de una ciudadanía capaz de asumir la materialización de las políticas estatales a partir de un compromiso con el fortalecimiento de capacidades de la ciudadanía. En la perspectiva de la pedagogía, diversos autores como Fisas (1988) y Echavarría (2009), coinciden en afirmar que la educación para la paz integra prácticas que promueven valores asociados con la convivencia como son la tolerancia, el reconocimiento de la diversidad de modos de vida y cosmovisiones, el encuentro de individualidades, la crítica, la cooperación y el respeto por los derechos.Así lo plantea Rodríguez (2005) cuan-do señala que “los intereses de la educación para la paz expresan ante todo la preocupación por modos de vida caracterizados por la trasformación de los conflictos a través de la reflexión y la innovación permanente de estrategias no violentas de interacción” (p. 54), perspectiva que se ubica en el plano de la construcción de relaciones interpersonales. Bien se enmarca en el desarrollo del programa FORJA, cuando se busca el aprendizaje asociado con la posibilidad de construcción con el otro diferente a mí, tanto por su cosmovisión, como por sus condiciones socioeconómicas, así como la reflexión sobre la dimensión social de la disciplina o la profesión.Con el programa FORJA se busca fortalecer la formación del sujeto colectivo, de un ciudadano, crítico frente a la realidad, capaz de ejercer liderazgo para la incidencia y la transformación de su comunidad. De ahí que cobra valor el proceso participativo y creativo que se logra con diferentes actores sociales de los territorios donde se focaliza el trabajo, donde se posibilita que la teoría y la acción estén claramente situadas en esas realidades concretas y que el aprendizaje sea significativo.Finalmente, se puede afirmar que el despliegue de estos dos propósitos de FORJA: formación para el cambio social y la paz, están enmarcados en la formación ciudadana y política de los estudiantes universitarios. Por lo tanto, se requiere concebir el alcance pleno de dichos propósitos como una responsabilidad compartida con las diferentes instancias institucionales, transversalmente a la vida universitaria. Al respecto, el investigador en educación para la paz, Chaux (2004) sugiere que para lograr dicha transversalidad se requiere considerar cinco principios: trabajar de manera integrada conocimientos, competencias cognitivas, emocionales y comunicativas; brindar múltiples oportunidades cotidianas para llevar a la acción la formación ciudadana; transversalizar la formación ciudadana en diversas áreas del conocimiento, explicitando su intencionalidad; involucrar a toda la comunidad educati-va; y evaluar el impacto de las iniciativas que se emprendan para garantizar el ajuste necesario.2.3 El Aprendizaje ServicioFORJA es una propuesta formativa que busca generar a través de la metodología del Aprendizaje Servicio, espacios para el intercambio de saberes entre comunidades, profesores y estudiantes, que contribuyan a transformar el contexto, como expresión del compromiso social de la Universidad con la región. Esta iniciativa busca potenciar la misión de la Pontificia Universidad Javeriana Cali, de formar profesionales y ciudadanos en la perspectiva de las intencionalidades formativas institucionales: Excelencia Humana, Excelencia Académica y Compromiso con el Servicio.Una de las múltiples formas de poner en práctica la pedagogía crítica es a través de la metodología de Aprendizaje Servicio. Si bien no existe una definición única sobre lo que es el Aprendizaje Servicio, este se relaciona con una metodología/estrategia/método/enfoque pedagógico que plantea una forma de entender la educación; que corresponde a una educación transformadora a través de la cual se articula la academia con desafíos o problemáticas del contexto.El Aprendizaje Servicio permite integrar el servicio a la comunidad, con el aprendizaje, dando mayor dimensión a actividades como el servicio a través del aprendizaje de conocimientos, habilidades, valores y reflexión desarrollados desde las instituciones educativas. Como señala Campo (2014) retomando a Puig & Palos (2006), “la novedad no está en las partes que integran el Aprendizaje Servicio, sino en la estrecha vinculación del servicio y el aprendizaje en una única actividad articulada, coordinada y coherente” (p. 37). El proceso de aprendizaje donde los estudiantes comprenden de una mejor manera los contenidos curriculares se realiza desde un proyecto articulado, a través del cual los estudiantes se forman trabajando en las necesidades de un contexto [en el caso de FORJA desde los territorios] con el propósito de mejorarlo. Por lo tanto, entre las características del Aprendizaje Servicio, se encuentran (Puig & Palos, 2006; Campo Cano, 2014): Se trata de una metodología aplicable a educación formal y no formal, a diferentes rangos de edad, y en distintos espacios geográficos y temporales.Se propone la realización de un proyecto de utilidad social, que permite desarrollar aprendizajes para la vida, dado que existe un proceso consciente y sistemático, para implementar actividades de servicio con contenidos relevantes para la vida.La metodología da respuesta a las necesidades reales de la sociedad a partir del servicio, donde se aplican conocimientos relacionados con la formación dis-ciplinar y se promueve un espacio de colaboración activa que permite generar nuevos conocimientos.Se promueve el ejercicio de una pedagogía activa y reflexiva, por medio de la experiencia directa y significativa, con la realidad articulada al proceso de reflexión, y enfatizando aspectos relevantes de la formación humana, social y personal.El trabajo en red entre las entidades educativas, las insti-tuciones y las organizaciones sociales, garantiza la concreción del servicio y la contribución de éstas, en el proceso formativo de los estudiantes. Se destaca el alto impacto transformador y transformativo de la metodología, en la medida en que el servicio contribuye a mejorar las condiciones en las que se encuentran las comunidades, forma en valores a los estudiantes, y la imagen de las instituciones educativas se fortalece entre las comunidades y con los estudiantes.Por lo tanto, el aprendizaje servicio propicia la incorporación de saberes y prácticas tanto de los estudiantes como de la comunidad con la que se interactúa, de tal manera que se logra el diálogo entre los saberes, y los aportes de los académicos. De ahí que la reflexión sobre el proceso formativo que se realiza con los estudiantes se convierte en un componente fundamental, es una estrategia que evidencia las tensiones entre las representaciones mentales, los prejuicios, el saber popular, el saber académico, con las realidades propias del contexto donde se actúa, la identificación de la dimensión social de las disciplinas y el desarrollo del compromiso social. Si en ese espacio pedagógico se integran las voces de los actores del territorio (institucional y comunitario), sin duda se logrará un proceso formativo de mayor intensidad y significación.

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