Читать книгу La censura de la palabra. Estudio de pragmática y análisis del discurso онлайн
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Así pues, lejos de ser el tribunal censorial el árbitro de la opinión del pueblo, no es más que su declarador, y tan pronto como se aparta de ella, sus decisiones son vanas y sin efecto.
En definitiva, para él, no todos los censores son malvados. Aquellos que siguen la opinión del pueblo no lo son.ssss1 En realidad, hasta las vísperas de la Revolución francesa, fue inhabitual la opinión de que la publicación de un libro debía ser libre.ssss1 Con posterioridad, ya en 1849, el Bulletin de censure francés cambia su denominación por Revue de l’ordre socialssss1 y en la actualidad censura es un término que se trata de evitar.ssss1 En el presente estudio, para no acarrear las connotaciones peyorativas de este sustantivo,ssss1 se podría haber empleado otro sin esta rémora, pongamos por caso, el sintagma nominal interdicción ideológica jerarquizada. Ahora bien, ¿quién lograría terminar un libro en el que se tuviera que repetir a cada momento este sintagma? En fin, es más sencillo advertir que en estas páginas se utiliza censura de acuerdo con una definición técnica.ssss1