Читать книгу La censura de la palabra. Estudio de pragmática y análisis del discurso онлайн
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En resumen, se hacen cosas con las palabras y esas acciones puede que, en el caso de la censura, incomoden de algún modo –acto perlocutivo– a quien puede prohibir. Recordemos un ejemplo histórico. La teología de la contrarreforma denominaba propositio –con algún tipo de modificador (blasphema, erronea, haeretica, impia, injuriosa, insana, piarum aurium offesivae, sapiens haeresim, scandalosa, seditiosa, entre otros muchos)– a los delitos verbales.ssss1 En las conversaciones de la gente corriente las proposiciones erróneas más frecuentemente perseguidas por la Inquisición eran afirmaciones irreverentes sobre el clero o la doctrina católica –v. gr. que el cuerpo de Cristo no estaba en la comunión–, o sobre el sexo –v. gr. que fornicar no era pecado–; pues bien, entre 1579 y 1635 casi un tercio de los condenados por la Inquisición en Cataluña lo fueron por lo que dijeron y no por lo que hicieron, es decir, los inquisidores castigaron a unas personas porque consideraban sus palabras como una amenaza.ssss1