Читать книгу La censura de la palabra. Estudio de pragmática y análisis del discurso онлайн

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Trabajar bajo censura es como vivir en intimidad con alguien que no te quiere, con quien no quieres ninguna intimidad pero que insiste en imponerte su presencia. El censor es un lector entrometido, un lector que entra por la fuerza en la intimidad de la transacción de la escritura, obliga a irse a la figura del lector amado o cortejado y lee tus palabras con desaprobación y actitud de censura.

Coetzee identifica, pues, a tres participantes en la interacción verbal con censura: quien habla o escribe, a la persona a quien se dirige –«el lector amado»– y quien censura –«el lector entrometido»–. Se trata del prototipo de censura que se estudiará en estas páginas: una interacción triádica. Ahora bien, no solo existe censura en el discurso escrito, como el que nos acerca Coetzee, también se da en el oral, es decir, quien censura no solo lee, también escucha. En 1959 el preso político Bao Ruo-Wang recibe por fin la visita de su esposa en la prisión china en la que se encuentra. Ella ya sabe que le han condenado a doce años de «reeducación» y le pregunta: «¿Cómo podré cuidar yo sola a los niños durante doce años?». La reacción del guardián es inmediata: «¡No se te permite hablar de ese tema!» (Bao y Chelminski, 1976: 141).


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