Читать книгу Universidad y Sociedad: Historia y pervivencias онлайн

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«Un silencio completo y enormes remolinos de papeles rotos y quemados, empujados por el viento que entraba por las esquinas y bocacalles acogió a los “vencedores”». Así evocó Constancia de la Mora en Doble esplendor –unas memorias acabadas de escribir en Nueva York en el verano de 1939–, la llegada de las tropas de Yagüe a Barcelona el 26 de enero. Esas hogueras, que hacían desaparecer documentos comprometedores y también sirvieron para combatir el frío, tardaron en apagarse. En la retirada hacia la frontera, ya cerca de Figueras, Ehrenburg encontró a Sávich y a Kótov quemando la biblioteca de la embajada soviética en una masía. «No iban a dejar libros rusos a los fascistas», le dijeron. Kótov, que según observó Eherenburg, quemaba los libros con delectación, no era otro que Leonid Eitingon, agente de la NKVD que no tardaría en aparecer por México para acabar con Trotski. Ovadi Sávich, corresponsal de la agencia Tass, hispanista y asistente al Congreso de Escritores de Valencia, había preparado en colaboración con Manuel Altolaguirre la edición de dos dramas de Alejandro Pushkin, publicados en Barcelona en 1938. También los encontramos entre los libros de Negrín.32

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