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La espléndida nómina de artistas gráficos republicanos la recuerdan la carpeta de litografías Madrid. Álbum de Homenaje a la gloriosa capital de España, con texto de Antonio Machado y portada de Enrique Climent, y varios libros y folletos. Entre otros, 7 de octubre. Una nueva era en el campo (1936), colaboración de José Renau y Mauricio Amster, con dibujo de Renau en la cubierta; el fotomontaje de Renau para El fruto del trabajo del labrador es tan sagrado para todos como el salario que recibe el obrero (1937), también editado por el Ministerio de Agricultura; Los caricaturistas y la guerra española (1937), repertorio de viñetas antifascistas reunidas por Gabriel García Maroto, responsable del Servicio de Propaganda del Ministerio de Instrucción Pública; y –también en Ediciones Españolas– los Dibujos de Guerra de Arturo Souto (1937). Merecen crédito dos folletos poco conocidos: Le Palais National (Madrid), con letras dibujadas de Ramón Gaya, cuaderno nº 6 de la Oficina Nacional de Turismo (1938); y L’affiche de guerre (1938), impreso en Barcelona en los talleres Llauger, con unas cubiertas que podrían haber salido del Estudi Fototècnic Publicitari de Pere Català Pic o de quienes colaboraban con el departamento fotográfico del Comissariat de Propaganda, como –valgan solo unos nombres– Agustí Centelles, Miquel Agulló, Gabriel Casas o Josep Sala.29 A modo de prólogo, un texto anónimo de título idéntico recuerda la exposición de carteles de la Gran Guerra –«leçon que la guerre européenne avait donné a la propagande publicitaire, leçon renouvelée par la révolution russe»–, presentada en Barcelona en 1929 y el ciclo de conferencias que la acompañó, abierto por el presidente del Publi-Club de Barcelona, Rafael Bori Llobet, que justamente habló de «El cartel de guerra».

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