Читать книгу Obras Completas de Platón онлайн
87 страница из 839
SÓCRATES. —¿Luego para qué sirven todas nuestras ofrendas?
EUTIFRÓN. —Sirven para mostrarles nuestra veneración, nuestro respeto y el deseo que tenemos de merecer su favor.
SÓCRATES. —Luego, Eutifrón, ¿lo santo es lo que obtiene el favor de los dioses, y no lo que les es útil ni lo que es amado de ellos?
EUTIFRÓN. —No, yo creo que por encima de todo está el ser amado por los dioses.
SÓCRATES. —Lo santo, a lo que parece, es aún lo que es amado por los dioses.
EUTIFRÓN. —Sí, por encima de todo.
SÓCRATES. —¡Hablándome así extrañas que tus discursos muden sin cesar, sin poder fijarse! ¿Y te atreves a acusarme de ser el Dédalo que les da esta movilidad continua, tú que mil veces más astuto que Dédalo, los haces girar en círculo? ¿No te apercibes de que vuelven sin cesar sobre sí mismos? ¿Has olvidado, sin duda, que lo que es santo y lo que es agradable a los dioses no nos ha parecido la misma cosa, y que las hemos encontrado diferentes? ¿No te acuerdas?
EUTIFRÓN. —Me acuerdo.
SÓCRATES. —¡Ah!, ¿no ves que ahora dices que lo santo es lo que es amado por los dioses? Lo que es amado por los dioses, ¿no es lo que es amable a sus ojos?