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Por primera vez, de manos de esta documentación, podemos conocer empresas de tejido de seda en Granada. Empresas de tejido de seda en las que detectamos, también por primera vez, de manera tímida al principio, más contundente conforme se consolide el éxito de la nueva apuesta económica, la intervención del capital mercantil, incluido el capital mercantil italiano que tan fuertemente había impulsado la demanda de seda nazarí.

Muchas de estas empresas se dedicaban a la elaboración de terciopelo, efectivamente, un producto absolutamente novedoso en la tradición textil granadina. Solo de manera excepcional es detectada en Granada con anterioridad la presencia de terciopelos, posiblemente de origen ligur,ssss1 que formaría parte del grupo de tejidos europeos de importación que los mercaderes extranjeros usaron en sus intercambios, permutas y negocios con los comerciantes granadinos.

Solo ahora, tras la conquista cristiana y coincidiendo con el relanzamiento de la industria de tejido de seda y con la implicación por primera vez de manera clara de capital mercantil en los procesos productivos, empezamos a encontrar los primeros testimonios granadinos de producción de terciopelo. Este nuevo sector entra, además, con fuerza, confirmando, efectivamente, lo reseñado por Ramón Carande en su momento y adelantando su aparición algunos años.ssss1 Entre 1510 y 1515 nos encontramos reseñados hasta 31 tejedores de terciopelo (anexo 1). Son maestros de orígenes para nosotros desconocidos, salvo dos casos claramente indicados como nuevamente convertidos (ambos con el nombre de Gonzalo Fernández, antes Hamet el Merini, uno, también citado como tejedor de seda, y otro Almoxacarí), un valenciano (Miguel Esteban, residente en Granada), un toledano (Lope de Santiago) y un último procedente de Écija (Fernán Suarez). En los demás casos no se indica su procedencia. Parecen agruparse mayoritariamente en la zona de San Matías y Santa María la Mayor y sus actividades se desarrollarían en un ámbito que no superaba el marco doméstico, algo ya señalado en su momento por López de Coca para Málaga a partir de la revisión del Libro de Repartimientos de Málaga, recordando la existencia de varias viviendas de telares de seda.ssss1 Nosotros podemos confirmarlo también en Granada. En 1511, Gonzalo de Illescas, vecino de San Pedro y San Pablo, arrendaba a Juan de Morales, tejedor de terciopelo, vecino de dicha colación, unas casas por dos años, con la condición de que reparara la cocina y no pusiera telares en la parte alta de la casa, solo en el bajo, y pagara los desperfectos que se originasen por su instalación.ssss1 El crecimiento de la industria se hace patente también mediante esta reglamentación, que ya en 1515 limitaba la propiedad de telares de terciopelo a un total de seis, cuatro como máximo en la vivienda del maestro sedero.ssss1 En todo caso nos mantendríamos aún ante una estructura de producción limitada con relación a lo que veremos desarrollarse poco después. Eso, sin embargo, no quiere decir que no empezaran ya a mostrarse signos de una cierta organización coordinada de los trabajos bajo una misma dirección, la del tejedor, que podría disponer de colaboradores. Aparte de los diversos contratos de aprendizaje que nos trasladan las actas notariales y que contemplan la elaboración de tejidos (anexo 2), se nos muestran servicios como el prestado por Pedro Lamar, sedero, a Rui Gomez, del mismo oficio, en 1510, por el que recibiría 1760 maravedís;ssss1 o Juan de Berrio (antes Mahamed), que entraría al servicio de Juan de Villanueva, hilador de seda, para mover el torno o lo que se le mandase durante seis meses a partir de septiembre de 1510.ssss1 Llegaban a contratar el servicio de otros tejedores, como ocurre en 1515 con Juan Seco, tejedor de terciopelo que pagaría los servicios de otro colega, Fernán Suarez, tejedor de terciopelo vecino de Granada, pero que antes lo fue de Écija, para trabajar con él durante un año.ssss1 En este sentido el testimonio más destacable sin duda es el que nos ofrece la firma de la sociedad establecida entre Francisco Maldonado Aladri, toquero, y Juan de Valencia Jaime, hilador de seda, con el que concierta suministrarle dos tornos de hilar seda, un menador, un rodetero y toda la seda que fuere menester, de la que sabemos que al menos recibiría 45 onzas de seda joyante de tela devanada ese mismo día,ssss1 para que los seis meses siguientes el de Valencia hilara cada onza de seda al precio de medio real. El pago a los dos empleados, menador y rodetero, sería de 1 real diario.ssss1

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