Читать книгу La siderurgia de Sagunto durante el primer Franquismo (1940-1958). Estructura organizativa, producción y política social онлайн

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En el siglo XII aparecen las Ferrerías del Norte y las Forjas catalanas, y España llega a adquirir una posición destacada por la alta calidad de sus aceros, entre los que sobresalen los de Toledo, Vizcaya y Mondragón, que compiten ventajosamente con otros extranjeros.

En su decurso, la industria española pierde su prestigio por razones de tipo político y económico, derivadas de sus empresas guerreras y el mantenimiento de sus extensos dominios. Sin embargo, el primer horno alto construido en España del que se tiene noticia corresponde a la época de las manufacturas reales, en 1726, en el pueblo de Júzcar, correspondiente a la serranía de Ronda (Málaga), en la denominada «Real Fábrica de Hoja de Lata de San Miguel». Este horno consumía carbón vegetal y producía 2,5 Tm/día en barras o lingotes que luego pasaban por un rudimentario tren de laminación. Estas instalaciones funcionaron hasta finales del siglo XVIII.

Posteriormente, en la última década del siglo XVIII se instalaron otros hornos altos como en La Cavada (Santander), Sargadelos (Lugo) en 1791 y Trubia (Asturias), a orillas del Nalón, en 1794, donde se empezó a utilizar el carbón de coque, con el que se obtuvieron resultados satisfactorios hacia mediados del siglo XIX. También son de esta época las fábricas de Heredia, en Marbella (Málaga); la de Pedroso, en Cazalla de la Sierra (Sevilla); la de Guriezo, en Santander, y las de Villayana, Mieres y Sama, en Asturias. En 1848 se fundó la empresa Santa Ana de Bolueta (Vizcaya), que será la que ponga en funcionamiento el primer alto horno en la provincia.


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