Читать книгу Conservación en la Patagonia Chilena. Evaluación del conocimiento, oportunidades y desafíos онлайн

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Más de la mitad del territorio continental de la Patagonia chilena está hoy incorporado a parques nacionales y reservas del Estado, en desmedro de lo que ocurre en muchas regiones más centrales del país (Armesto et al., 1998; Pliscoff y Fuentes-Castillo, 2011; Durán et al., 2013; Tacón et al., 2021). La Patagonia chilena incluye dos de las áreas protegidas terrestre-marinas más extensas del mundo, el Parque Nacional Bernardo O’Higgins, con una superficie de ca., 39.000 km2 y la del Parque y Reserva Nacional Kawésqar de ca., 52.000 km2 (Tacón et al., 2021; Tecklin et al., 2021). La conservación efectiva de estos vastos ecosistemas patagónicos, definida como aquella donde las acciones y estrategias de conservación implementadas contribuyen a mejorar el estado de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, tiene relevancia global, porque son algunos de los sistemas mejor preservados desde el inicio de la era industrial. Sin embargo, la mayor parte de estos ecosistemas terrestres y marinos están hoy amenazados por procesos antropogénicos a gran escala, tales como el incremento del turismo, la expansión hacia latitudes australes de la industria de salmonicultura (Buschmann et al., 2021), la construcción de carreteras y otras infraestructuras y el avance de las especies exóticas invasoras. Para mitigar estas tendencias de cambio acelerado (Marquet et al., 2021) se requiere fortalecer los sistemas de gobernanza, gestión, manejo y fiscalización, en particular en lo que se refiere a las áreas protegidas ya establecidas (Tecklin et al., 2021).

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