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Normalmente los sábados vamos nosotros a comer a su casa. Allí papá se lo pasa bien porque le dejamos dormir la siesta; mamá no sé si se lo pasa bien porque recoge muchos platos en la cocina de la abuela.

Mi hermana no protesta cuando vamos porque tiene una amiga que vive muy cerca y enseguida se marcha con ella para seguir mandando mensajes. A veces vuelve con ropa que no es suya y mamá se enfada.

Hoy es al revés: los abuelos comen en nuestra casa porque es el cumple de Nico. Total, ¡casi no se entera! Cumple dos años y solo sabe comer, llorar y dormir. Habla poco y muchas veces no entiende los juegos. Cuando abrió los regalos los miró y los dejó a un lado. Se reía y no se daba cuenta de todo lo que le habíamos regalado: un triciclo, cuentos, un balón de peluche, un dvd en inglés y un tambor. Papá, al ver el tambor, se quedó serio; creo que no le gusta mucho la música. Nico se metió en la caja donde venía el triciclo y se asomaba y se escondía, se asomaba y se escondía. Todos nos reíamos mucho y él también. Se quedó dormido dentro de la caja y papá le sacó una foto “para el Facebook”, dijo, aunque no puede tener Facebook porque es muy pequeño. Papá no se entera.

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