Читать книгу La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo I онлайн
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Una vez finalizada con éxito la I Sesión de la Asamblea de Cataluña, la Comisión Permanente de la Asamblea de Cataluña (CPAC), recién creada en dicha reunión, se puso en marcha elaborando un plan estratégico de nuevas localizaciones donde se efectuarían las reuniones clandestinas del secretariado y, con mayor riesgo por el tamaño de representación, la CPAC.
Cuando era pequeño el número de convocados, entre quince y veinte, las reuniones se efectuaban en el domicilio de alguno de los más dinámicos dirigentes de la organización como Pere Portabella, Agustí de Semir o Joan Reventós; por el contrario, cuando los reunidos oscilaban entre setenta y ciento noventa personas, los lugares elegidos eran de carácter religioso, excepto las parroquias, pues al ser las convocatorias en domingo, dificultaba la misa. Sin embargo, hubo excepciones como las concentraciones en las parroquias de Maria Mitjancera y San Agustín de Barcelona.
Los encargados de buscar las posibles localizaciones eran, en general, representantes de los sectores cristianos como Agustí de Semir y Francesc de Borja Aragay, exjesuita y cercano a la democracia-cristiana. De esta forma, los locales más usados en reuniones de la A.C., CPAC, y SPCAC fueron la iglesia de Cristo Rey, la iglesia de Sant Agustí Vell, la iglesia Maria Mitjancera, el convento de los Escolapios de Sabadell y la iglesia de Sant Medir. Otros centros eclesiásticos con una mayor vinculación con los movimientos democráticos, y que se habían utilizado en numerosas reuniones clandestinas, tenían el inconveniente de estar casi permanentemente controlados por la policía y, por lo tanto fueron descartados por quienes se encargaban de las cuestiones organizativas de la Asamblea, siendo las más nombradas, la iglesia de Sant Miquel i Sant Jaume de Cornellá de Llobregat, a cuyo instituto anexo (Jaime Balmes) asistí en aquellos días, y la parroquia de Sant Andreu en Barcelona.