Читать книгу La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo I онлайн
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Otro aspecto destacable fue la influencia de la Iglesia en la política de oposición al régimen a través de los movimientos cristianos. Basta recordar que mientras se constituía la CCFPC, paralelamente se había creado en Barcelona la Comissió de Serveis de les Comunitats Cristianes de Base con el fin de coordinar diferentes grupos cristianos identificados con las aspiraciones promulgadas en el Concilio Vaticano II. Su extensión coordinaba unas 95 comunidades, englobando a más de tres mil cristianos321. Dicho movimiento fue encabezado por Jaume Rodri, Josep Ribera, Joana Villemur, Jordi Ligüerre y Josep Dalmau, incorporándose con posterioridad Ricard Lobo y Lluís Mª Xirinachs. Más tarde se creó el llamado Grup dels No-Alineads (No Alineados) con el fin de pasar más desapercibidos en el trabajo clandestino con la Asamblea. Este grupo llegó a tener representación en casi todas las comarcas de Cataluña. Su participación en la Asamblea abarcó diferentes aspectos comenzando por la búsqueda de lugares de reunión: parroquias (San Isidro), colegios (jesuitas, escolapios) o conventos (reparadores, filipenses, carmelitas). También intentó influir en la forma de manifestarse de la Asamblea buscando soluciones no arriesgadas, aunque siempre se acabase corriendo delante de los «grises».