Читать книгу La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo I онлайн

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Iglesia de Sant Agustí, 7 de noviembre del 2011.

—¡Eduard! ¿Qué haces aquí?

—Hola Rosa1 —respondí con sorpresa—. Ya ves, me han invitado.

—Pero… si tú no eres de esta línea.

—Bueno, ya sabes que he estado trabajando mucho sobre esta organización y supongo que algo tendrá que ver con que esté aquí.

—¿Y tú qué haces aquí?

—Venimos Jordi y yo representando a una de las múltiples delegaciones de la Asamblea que están distribuidas en toda Cataluña.

—Entonces, ¿esto va en serio?

—Y tanto que va en serio. Pronto lo verás. Ya nos veremos dentro.

La sala estaba a rebosar, cerca de un millar de personas. En un determinado instante, y a propuesta de uno de los ponentes que ocupaba la mesa presidencial, finalizaron ipso facto los murmullos dando comienzo el acto.

Los discursos, todos ellos con un talante animoso y provocativo, hacían enfervorizar a un público expectante que, por momentos, exigía más, más y más…

En la mesa había gente conocida de todo el espectro político nacionalista catalán. Estaba presidida por la que tiempo después sería la presidenta del Parlament de Catalunya y de la ANC, Carme Forcadell. También en mi entorno había conocidos del PSC, de CiU, de ERC, de Iniciativa e incluso una gran representación de la sociedad cultural, tapadera económica del nacionalismo, denominada Ómnium Cultural. Hasta pude ver en primera fila al eterno secretario general de la UGT catalana, el «amigo» Álvarez, hoy flamante secretario general de la UGT, y algún que otro compañero de la agrupación de Teiá de cuyo nombre no me acuerdo. Este incluso llegó a insinuarme:


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