Читать книгу La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo I онлайн
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En febrero de 1969, el arzobispo Enrique y Tarancón que procedía de la Diócesis de Oviedo, fue designado Cardenal Primado de Toledo, una noticia sin gran relevancia política sino fuera por sus connotaciones futuras. Como también lo tuvo, por su interés divulgativo, la publicación del «libro blanco», antecedente de la reforma educativa del ministro de Educación, José Luis Villar Palasí, que llevaría a la práctica tiempo después.
El 25 de marzo de 1969 finalizó el estado de excepción implantado meses antes por el gobierno con un balance de 330 detenciones en todo el territorio español, donde las desarticulaciones de diferentes células del PSUC y del Partido Obrero Revolucionario trotskista de la IV internacional POR(t)134 fue de lo más relevante. La mano dura policial había dado buenos resultados, realizándose detenciones de militantes de partidos, de abogados laboralistas (Lluís Salvadores), de profesores universitarios (Jordi Solé Tura) y de intelectuales nacionalistas (Jordi Carbonell y Ramon Bastardes). Por el contrario, y en contraste con lo anterior, el Consejo de Ministros aprobaba la prescripción de responsabilidades penales en la Guerra Civil, quedando de esta forma jurídicamente inoperante cualquier consecuencia penal de lo que en su día fue una lucha entre «hermanos unidos», según dijo el ministro de Información, Manuel Fraga Iribarne. Esta ley creó una gran frustración entre los funcionarios republicanos, separados de su cargo tras la contienda civil que esperaban ser rehabilitados con ocasión del 1º de abril135.