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La vida es de oportunidades y todos siempre las tenemos. Mientras yo administraba una de las unidades en Medellín siempre madrugaba, llegaba a las 4:30 a.m. y meditaba. A las 5:14 empezaba la clase de spinning, pero siempre teníamos dificultades para que los profesores llegaran a tiempo, así que un día no hubo profesor.

Una aclaración que considero importante:


Más allá de ser un dicho coloquial,

siempre he creído que para

lograr lo que uno quiere

es importante, casi que es una

regla primaria universal,

MADRUGAR,

Volviendo a mi historia, ese día el profesor no llegó y yo estaba ahí. Somos ocho mil millones de personas sobre esta Tierra, con igual número de oportunidades para cada uno de nosotros. Somos seres humanos genuinos, irrepetibles y auténticos como tal. ¿Cuándo hemos visto un bosque repleto de árboles donde alguno es igual al otro? Difieren en tamaño, color, espesor, número de hojas, en la profundidad de sus raíces. La variedad y diferencia es amplia y profunda. La vida es de oportunidades, tú decides si las tomas. Así que no sé por qué, pero sentí que debía hacer esa clase. El jefe de planta no pensaba que yo le estaba hablando en serio hasta que le pedí un CD prestado, entré al salón —muchos no entendían qué hacía ahí, pues no era profesor de spinning, sino el jefe del lugar—, pero sentí la convicción y me lo creí. Les agradecí a los presentes por tener el privilegio de darles esa clase y al finalizar hubo un gran aplauso, que fue una enorme y grata sorpresa de satisfacción. A partir de esa oportunidad continué en esa bici y las filas de personas fueron creciendo: había filas desde las 6:30 a.m. para tener una clase a las 8 a.m.

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