Читать книгу Mi gran boda millonaria онлайн

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—Vale. Yo voy a comer pizza mientras veo la tele. Tú deprímete ahí sentada si eso es lo que quieres.

Y eso hago. Me hago un ovillo y lloriqueo sin consuelo mientras ella coge una Coca-Cola Light y una pizza congelada y se sienta a mi lado a ver el programa de mierda. Trato de ignorarlo, pero al final el millonario macizo acaba por llamarme la atención. Sobre todo cuando veo que una noche se va con una chica a que les den un masaje en pareja y a la siguiente se mete en el jacuzzi con otra.

Miro la pantalla con los ojos entornados cuando empieza a liarse con la segunda chica en la bañera de hidromasaje.

—Qué majo. ¿Cómo puedes ver esa bazofia?

Está enganchadísima; solo un holocausto nuclear conseguiría despegarla de la tele.

—Está muy bueno.

—Y es gilipollas.

Continúa viendo el programa sin que eso le importe. Se le cae la baba. Tiene un novio adorable y maravilloso que la trata como a una reina y, aun así, suspira por el gilipollas este.

Entonces, empiezan los anuncios y se va a hacer palomitas en el microondas. Me estiro y pruebo la pizza. Puaj. Hasta el cartón sabe mejor. Mientras vuelvo a poner la cabeza sobre la almohada, algo en la pantalla me llama la atención y hace que me detenga; me caen churretes de falso queso por la barbilla.

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