Читать книгу Mi gran boda millonaria онлайн

30 страница из 85

—No soy tan pequeña.

De verdad que no. Mido casi 1,70 m. Pero supongo que, en comparación con él, sí que lo soy, porque él es una bestia.

—¿Estás estudiando para algún examen?

Pongo los ojos en blanco.

—No, estoy leyendo por diversión.

Se ríe.

—¿Leer te parece divertido?

Buf. Sí, me divierte leer; no como a él, para quien seguro que divertirse es sinónimo de pegar tiros o arrancarles la cabeza a las gallinas de un mordisco. Decido no contestar con la esperanza de que quizás así se de cuenta de que no quiero hablar con él.

No sé cómo lo consigo, pero le ignoro hasta que terminamos de hacer la cola. Dos horas después, llegamos a recepción. Nos dan números y nos llevan a una zona del centro de convenciones con mesas para sentarnos. Intento sentarme lo más lejos posible del yeti y su amigo famoso, pero, por desgracia, Joe nos arrastra a su mesa mientras se comporta como si fuese el mayor fan del youtuber.

—Número 4322 —anuncian por megafonía.

Miro el mío. Tengo el 5696.

Buf.

Un hombre mayor con una gorra de béisbol agita su número y corre hacia el escenario. Una mujer con un polo de MMD asiente hacia él, invitándole a seguirla, antes de conducirlo a través de una puerta.

Правообладателям