Читать книгу Mi gran boda millonaria онлайн
35 страница из 85
—Sí —afirmo, y pienso: «¿Me podéis rechazar ya para que pueda irme a casa?».
—Por aquí, señorita —me indica el hombre, que me hace pasar por un detector de metales como los de los aeropuertos. Tengo que entregar mi bolso y mi libro para avanzar. Cuando me los devuelven, la mujer me hace un gesto con la cabeza que me indica que ya puedo entrar. ¿A quién narices voy a ver? ¿Al papa?
Respiro hondo y entro.
La sala es enorme y está revestida con paneles de madera. Hay una mesa gigante en el centro. Tres personas se sientan en la otra punta, una mujer y dos hombres. Parecen intranquilos. Los hombres parecen un poco mayores que yo, pero la mujer debe de tener unos cincuenta años. Hay latas de Coca-Cola y una caja de pizza abierta delante de ellos. Solo sobra un trozo. El hombre del bigote mordisquea su boli y me contempla como si hubiese matado a su familia.
—Hola —digo, y saludo sin alzar la mano del todo.
—Siguiente —dice el hombre de forma brusca.
Gracias a Dios.
Doy media vuelta.
—Espera, espera, espera —oigo que la mujer me llama—. ¿Qué estás leyendo?