Читать книгу Mi gran boda millonaria онлайн

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—Entonces… ¿qué sería para ti algo suficientemente estimulante?

—En mis ratos libres toco el arpa, de modo que la música que me conmueve me encanta. Mozart, Músorgski, Mahler… Me interesan mucho el teatro y el arte, y, por supuesto, la buena literatura…

Me callo cuando me doy cuenta de que están mucho más interesados en mi vida de lo que nunca lo ha estado nadie. De pronto parecen pendientes de cada una de mis palabras.

Pero ¿por qué?

—¿Y hay algo que no soportes?

No me creo que esto esté pasando.

—Ah, bueno, lo normal. La ignorancia, la pereza, las personas mimadas. La gente que no lee o que cree que los deportes son una religión o que se pasa el día comiendo comida basura. Son los culpables de que la sociedad se esté yendo al garete.

—Mmm. ¿Te consideras deportista?

Bajo la cabeza y echo un vistazo a mi cuerpo.

—¿Usted qué cree? Ni siquiera he visto un solo partido en mi vida. Como he dicho antes, no es lo bastante estimulante para mi mente. Creo que el cuerpo humano es una obra de arte solo por su mente.

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