Читать книгу Mi gran boda millonaria онлайн

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—Pues si tengo que comerme un ciempiés, ya pueden echarme. ¿Algo más?

—Sí. Sonríe. Relájate. Que parezca que te lo pasas bien. Intenta aliarte con los más sociables y los más simpáticos. No pienses en el dinero o te frustrarás y…

—Me echarán a la calle. ¿Qué más?

—Y si en algún reto hay que nadar…, apáñatelas para hacer lo menos posible. Bueno, eso con cualquier reto físico. Mejor ni lo intentes.

—Oye, que sé nadar.

Courtney resopla.

—Nell, si pareces un bicho agitando las patitas para no ahogarse —dice mientras sacude los brazos en el aire un momento antes de volver a coger el volante.

—Vale. Pero… Courtney.

Respiro hondo.

—¿Qué? Sé que hay algo que te preocupa. Venga, desembucha.

—Es que… ¿Te acuerdas de que dijiste que querías que viéramos Solteros de oro para burlarnos de los concursantes? ¿Eso significa que la gente me verá y se burlará de mí?

Me mira con compasión.

—Cielo… No le caerás bien a todo el mundo. Sí, habrá gente que se burlará, pero también habrá quien te apoye. Los productores te han elegido entre miles de personas por alguna razón.

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