Читать книгу Mi gran boda millonaria онлайн

55 страница из 85

Sigue intentando hablar conmigo mientras le entrego mis papeles a la mujer de recepción. Decido ignorarlo una y otra vez.

—Bienvenida —me dice la mujer, que lee mi nombre en la hoja.

Juro que me está pisando los talones; noto su aliento en la nuca. Me aliso la coleta y mi pelo impacta contra sus pectorales.

Esos pectorales de acero, propios de Superman.

—Penelope Carpenter. Estamos encantados de tenerte como concursante. El resto se está preparando para la grabación. Pasa por aquella puerta de allí.

—Gracias.

Cruzo las puertas. Otra vez me castañetean los dientes. Nos dijeron que llevásemos puesta ropa deportiva y que trajésemos varias mudas. Como no tenía, fui al súper y compré con la tarjeta de crédito sujetadores deportivos, pantalones pirata de licra, camisetas y unas zapatillas por valor de 200 $. Sin embargo, cuando entro, me doy cuenta de que «ropa deportiva» no significa lo mismo para todo el mundo. Hay una mujer super musculosa que solo lleva la parte de arriba de un bikini y pantalones cortos de niño. Otra muy guapa con una trenza en la espalda va solo en bikini. Un hombre lleva unos pantalones de ciclista cortos y ajustados que le marcan todos los músculos. Mucha gente está enseñando demasiada carne. ¿No les da miedo que se les salga una teta o algo así y se vea en pantalla? Porque a mí sí, de ahí que me haya traído las camisetas más holgadas que he encontrado.

Правообладателям