Читать книгу Mi gran boda millonaria онлайн

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—Y yo a ti —responde—. ¡Dales caña!

Ya está. Ha llegado el momento.

Agarro la manija y abro la puerta. Nada más pisar la acera se me echa encima una mujer con un micro. ¿De dónde narices ha salido?

—Perdone, ¿es usted concursante de Matrimonio por un millón de dólares? ¿Sabe en qué consistirá el programa? ¿Nos puede contar algo acerca de la grabación que se va a llevar a cabo hoy?

La miro sin mediar palabra.

Tampoco es que pueda contarle nada. Porque ni siquiera nosotros mismos lo sabemos. Y una de las cláusulas del contrato nos prohíbe revelar el contenido de la carpeta. Pero tengo la cámara en la cara y eso hace que me olvide de caminar, hablar o respirar.

De pronto, alguien me coge de la cintura y me empuja hacia la puerta. Dejo escapar un chillido, desconcertada, cuando oigo una voz masculina:

—Que te pires, coño, que no va a decir nada.

Bajo la vista y veo una manaza bronceada en mi abdomen.

Luego, la levanto y me encuentro con una bestia peluda. El yeti. Recupero el habla al instante y le doy puñetazos en la mano.

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