Читать книгу Colombia frente a los escenarios del pacífico. ¿De qué pacífico hablamos? онлайн

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De no ser por la gesta heroica de Gabriel Betancur Mejía, con la fundación de Icetex y con la elaboración del primer plan decenal de educación del mundo, junto con el español radicado entonces en Colombia, Ricardo Díez Hochleiter, elaborado hacia 1957-1958 y articulado con el plebiscito instituyente del Frente Nacional con el mandato de destinar el diez por ciento del presupuesto a la educación como un propósito de paz; y de no ser por la atemperación de parte de la violencia, la interpartidista, aquella hidra hubiera arrastrado al país a la condición que ha rozado, pero que empero ha podido por fortuna evitar: la de un Estado fallido. Pues sin duda no fue ajena a la crudeza de la violencia, la estadística dramática de que en el siglo XX el promedio de educación se mantuvo hasta 1952 en un grado y cuarto por persona.

No obstante, el tránsito del Frente Nacional a la Constitución de 1991 y el paso de un país agrario a uno urbano, han ocurrido con más sombras que luces debido a crecimientos siempre modestos y arrítmicos; violencias organizadas recurrentes y severas; volatilidad ideológica; procesos de paz intermitentes y nunca definitivos; crisis severa de los partidos muy dependientes de grandes caudillos; liderazgos mesiánicos; juegos de suma cero; avances y retrocesos en el aprendizaje de la democracia local; curiosa aleación de cierta racionalidad en el manejo económico del Estado con la persistencia de mentalidades y prácticas clientelistas más exacerbadas y fuera de control en contextos de polarización; progresos cuantitativos en la ampliación de la escolaridad, pero muy lentos avances en la calidad sustancial de la educación con un defecto pavoroso: la ausencia de rigor en la apropiación crítica de la historia, supuestamente compensada con un énfasis exagerado en el fomento de actitudes que hoy llamaríamos políticamente correctas, pero con ausencia de rigor en el equilibrio entre la apropiación de derechos y la responsabilidad que ellos demandan dadas las fricciones entre los distintos derechos y la escasez de recursos. Todo ello no es ajeno a un escalofriante crescendo de la polarización política, ante la cual quien ha vivido tantos años se limita a una frase tajante: ¡pronóstico reservado, paciente en estado grave y sometido a continua y escrupulosa observación crítica de sus signos vitales!

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