Читать книгу Colombia frente a los escenarios del pacífico. ¿De qué pacífico hablamos? онлайн

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Bien adelante, el régimen radical fundado teóricamente por la apropiación del primer tomo de La democracia en América de Tocqueville por ese factotum que fuera Florentino González en su libro de 1840 que clama por reedición, Elementos de administración pública (Bogotá, Imprenta Cualla, 1840), pereció sin duda más por falta de sustento económico que por su endeble arquitectura constitucional, siendo como fue muy frágil: muchos Estados soberanos, muchas naciones pero poco y precario estado nacional. Añil y quina fueron suplidos por la química sintética y el tabaco fue ya obsoleto por la competencia del oriente de Asia amparado en la agricultura orgánica. Con razón exclamó don Salvador Camacho Roldán en el Discurso inaugural de la Sociología, en el auditorio de la Facultad de Derecho el diez de diciembre de 1882:

Quedarse atrás en la carrera de las ciencias es morir.

Un predicamento que, pese a casi siglo y medio, mantiene su actualidad como si saliera nuevo y fresco desde el libro de Ricardo Mosquera Mesa. Empero, la fundación de la Escuela de Minas en 1888 sirvió de cerebro para que la exportación del café se invirtiera en la organización industrial. El enorme salto fue lastrado, como ya lo advirtiera Alejandro López en Problemas colombianos de 1926, por la ausencia de voluntad de la élite hacendataria de transformar la condición agrícola semiservil. A falta de la cual el mercado interno fue siempre precario, la industria fue morosa en el tránsito hacia bienes intermedios e impotente para coronar en bienes de capital.

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