Читать книгу Las metáforas del periodismo. Mutaciones y desafíos онлайн
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El periodismo como actividad encargada de la producción de información social desde diversidad de prácticas y modelos está cambiando en la medida en que deja de ser un producto exclusivo de los medios para desarrollarse en plataformas, redes sociales y demás soportes digitales. Sin la cohesión que le daban los medios y las redacciones, el periodismo empieza a confrontar con otros actores y nuevas prácticas que también aportan información.
La dicotomía verdad-mentira es una metáfora propia de la religiosidad, campo conceptual de donde viene la idea de absolución por la primera y castigo por la segunda. Los periodistas serían, al igual que los sacerdotes, exégetas de los textos del poder que traducen para que las revelaciones sean accesibles al lego. Serían también vicarios de otras revelaciones no menos trascendentales por ser terrenales y no venir de los dioses del cielo sino de sus fuentes, que son, incluso, más confidenciales que las que se reciben en la iglesia, porque las confesiones al periodista tienen la protección constitucional del secreto de las fuentes. La idea de verdad también es deudora de la fe en la ciencia del positivismo de fines del siglo XIX, de donde se toman las metáforas de la verificación, el procedimiento empírico, la demostración, las evidencias y todo el marco conceptual objetivista que se consolida después de la Gran Guerra. A lo largo del siglo XX, el abordaje del periodismo será diferente, según la perspectiva ideológica, que en cierta manera opera como la religiosidad en la medida en que determina qué aceptar y qué descartar. Por ejemplo, si la ideología es la cientificista, el periodismo puede emplear un procedimiento para la verificación que garantice que en cualquier lugar en el que se aplique el método, se llegará a los mismos resultados (verdad científica). Si la perspectiva es la economicista, el periodismo es un obrero de la Revolución Industrial que terminará alienado en la línea de producción capitalista, sin posibilidad de producir nada ajeno a los poderes hegemónicos (verdad ideológica).