Читать книгу Las metáforas del periodismo. Mutaciones y desafíos онлайн

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La naturaleza metafórica del periodismo se pone en evidencia en el lenguaje cotidiano. Cuando mandatarios acusan “Clarín miente”, “El Universo miente”, “A Folha mente” o “NBC NEWS is wrong”, consideran al medio, por metonimia, intercambiable con el periodista que escribió la mentira señalada. Por una operación similar, pero en sentido inverso, el periodista es sinécdoque del sistema cuando las amenazas que recibe se consideran amenazas a la prensa, es decir, a todos los medios, si no es a la libertad de expresión de la sociedad. Muchos medios usan esa operación metonímica de designar el todo por la parte, como cuando se llaman El Territorio, La Provincia, El País, o dejan cualquier vestigio de modestia para llamarse El Mundo (O Globo, Le Monde, Die Welt). Algunos van más lejos todavía y llegan a postularse como The Sun, La Estrella, El Universo. A las metonimias espaciales se agregan las que intentan condensar el tiempo en las noticias diarias: El Tiempo, o Los Tiempos (The Times, Die Zeit), Época. O más acotados: El Día, Jornada, Hoy (USA Today), La Mañana, Presente. Más allá del tiempo y el espacio, se erigen como la institución y se llaman Democracia, La República, La Nación. O su transformación, y se proponen como Reforma o Libération. Con más modestia, pero no por eso menos metáfora, hay medios que se definen por una pequeña parte, como el soporte: Página/12, Gazzetta, La Hoja (The Blade, Handelsblatt). O la tecnología: El Telégrafo, El Correo (Corriere), La Prensa, Post-Dispatch, The Courier, Journal, Daily Express, Mic. Los menos se llaman como sus lectores: Gente (People), El Ciudadano. En fin, para no andar con chiquitas, también son L’Humanité.

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