Читать книгу Las metáforas del periodismo. Mutaciones y desafíos онлайн
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El periodismo recurría tradicionalmente a estos especialistas para producir sus contenidos, solo que ahora los contacta también el resto de la sociedad. Las elites y los expertos comparten sus novedades en sus propias redes, de donde cada vez más toman los periodistas sus contenidos. Antes, esa intermediación era necesaria para detectar la información y traducirla a un lenguaje accesible para el gran público, y a eso se dedicaba el periodismo. Ahora, la gente encuentra sus referentes en distintos temas, y estos han aprendido la forma de divulgar sus contenidos de manera atractiva. La misma técnica que usan para atraer lectores es la que aplican para captar al periodista: tuits llamativos, redes actualizadas, información original. Se ha vuelto género periodístico la conversión en noticias los tuits de celebridades, los comunicados de las oficinas de prensa o los informes que publican algunos sitios. Muchas veces sin ningún valor agregado por parte del periodismo.
En 2008 no existía WhatsApp, ni se habían popularizado Facebook ni Twitter. Ya por entonces el director editorial de la Folha de São Paulo (1) acusaba al periodismo de haberse vuelto críptico, porque siempre trataba sobre los mismos temas y se dirigía a los conocidos de los periodistas, convencido de que les hablaba a todos. La distancia entre lo que los medios ofrecen y lo que los lectores buscan sigue sin zanjarse. A pesar de que nunca fue tan fácil conocer las preferencias de las audiencias, el periodismo tradicional se enfrenta a la brecha entre lo que ofrece y lo que los lectores eligen. Con la amenaza adicional de que ya no se trata de una elección entre el menú informativo del medio, como ocurría cuando con el periódico de la mañana algunos elegían ciertas secciones, o suplementos, o empezar por la última página. Hoy la competencia por la atención no es entre las noticias de un mismo medio. Ni siquiera por las noticias del día entre distintos medios. Cuando las personas consultan sus pantallas miran a la vez mensajes, correos, enlaces, videos, publicidades, seriados: no es el periodista el que pone luz sobre lo importante, porque es la gente la que decide lo que es interesante, sin consultarle.