Читать книгу La pandemia de COVID-19 y los cambios en las condiciones de vida онлайн

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Profundamente vinculado al tema de la desigualdad y la pobreza, aparece el tema del hambre. Tal como lo reconoce Unicef, en uno de sus informes del 2011, actualmente, en lo que llaman el “mundo en desarrollo” casi doscientos millones de niños menores de cinco años padecen desnutrición crónica. De manera más general, en el mundo cerca de mil millones de personas pasan hambre y las estimaciones indican que esta cifra va en aumento (Unicef, 2011).

Por otra parte, la crisis energética es uno de los grandes problemas que afrontamos y va más allá del alza de los precios del petróleo —ahora temporalmente disminuidos a causa de la pandemia—, puesto que conlleva el agotamiento de los recursos naturales sobreexplotados en este sistema socioeconómico. El despilfarro de los recursos y el uso irracional de la energía son preocupaciones que vienen de tiempo atrás, pero hoy en día adquieren tremenda importancia. En cuanto a la crisis ambiental, baste decir que en los últimos 50 años hemos perdido una tercera parte de la cobertura forestal del planeta y en este tiempo, el 60 % de los bienes y los servicios de los ecosistemas del mundo —de los que depende el sustento humano— se han degradado o utilizado de forma insostenible. El número de animales vertebrados se redujo un 30 % entre 1970 y el 2006, y el ritmo de descenso se mantiene. De los quince indicadores del Convenio sobre Diversidad Biológica (acuerdo de la Cumbre de la Tierra, en 1992 en Río de Janeiro), diez tienen sostenidas tendencias negativas (Fuentes, 2017).

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