Читать книгу La pandemia de COVID-19 y los cambios en las condiciones de vida онлайн
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Así como todo esto ocurrió en el pasado, en el presente la vida social también ha sido zarandeada y profundamente trastocada y ello, claro está, ha hecho que el ámbito cultural haya sido completamente alterado, y no solo por lo que implica el cierre de tantos espacios y las limitaciones para expresarse en los escenarios de la vida cotidiana, sino también porque la conciencia colectiva ha estado bombardeada por las noticias de la epidemia y la comunicación digital se ha convertido en la pauta. El encierro físico experimentado por una gran cantidad de personas ha conllevado una mayor conexión digital y los canales informáticos están al tope y retan la capacidad instalada de una colosal industria de telecomunicaciones. Teletrabajo y telediversión se combinan en la intimidad de los hogares, donde eso es posible, y modifican los patrones de relacionamiento doméstico y las formas de percepción frente a la realidad exterior.
Ahora bien, esa gigantesca red mediática a la que estamos sometidos todo el día, que permite hacer un seguimiento obsesivo y en tiempo real de los acontecimientos que ocurren a cada instante, no solo transmite información de la epidemia permanentemente, sino que también, a la par, transmite, minuto a minuto, temor entre la gente. Es bajo ese temor colectivo que se está desplegando toda una estrategia defensiva que busca atenuar (o detener) el contagio para dar tiempo al desarrollo de una medida preventiva o terapéutica eficaz. Es bajo ese temor que los Estados buscan restablecer su autoridad, la cual había sido socavada por el impulso corporativo y por las directrices neoliberales. Con ese temor, el personal de salud labora infatigablemente, en los lugares donde ha irrumpido la epidemia, o se apresta, en aquellos que aún están a la espera de que llegue la tormenta. Es bajo ese temor que los ingenieros acometen la tarea de mejorar tecnológicamente la forma de enfrentar la amenaza y los biólogos y biotecnólogos laboran afanosamente para lograr desarrollar una vacuna. Con ese temor, los virólogos intensifican su esfuerzo por descubrir los secretos de un virus que le ha dado una bofetada a la arrogante humanidad, complacida por su despótico ejercicio de dominación de la naturaleza.