Читать книгу Lecciones sobre economía mundial. Introducción al desarrollo y a las relaciones económicas internacionales онлайн
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La tasa de crecimiento per cápita de la economía mundial entre 1870 y 1913 anota un promedio anual acumulativo del 1,4%, en contraste con el mucho más modesto registro del medio siglo previo (0,5%). Avance que fue especialmente aprovechado por las naciones del Nuevo Mundo, en comparación, en este caso, con las vastas regiones de Asia y de África que permanecían sujetas a controles –no solo políticos, sino también comerciales y financieros– de tipo colonial, y, con ello, al margen de las ventajas que proporcionaba a otros países de abundantes recursos naturales su apertura comercial al exterior, bien como complemento del mercado interior (Norteamérica), bien como forma de suplir a este (en la mayor parte de América Latina).
El tercio de siglo que precede a la Primera Guerra Mundial es el del patrón oro extendido a escala internacional, esto es, un período de convertibilidad monetaria casi mundial –salvo China, y algunos países de menor importancia, entre ellos España– que sobrevivió a distintas crisis financieras. Ello permitió, sobre la base de la confianza de los mercados y la estabilidad de los cambios, un flujo de comercio y de capitales particularmente provechoso para Estados Unidos, que concluirá el período bien situado para tomar el relevo de la hegemonía británica dentro del capitalismo mundial. Con todo, hacia 1913 Europa dominaba aún el comercio internacional (más de un 60% del total tenía a esa región por origen o destino); un comercio, pues, básicamente intraeuropeo, o de Europa con sus territorios coloniales o de asentamiento reciente, como Estados Unidos, consistente, a su vez, en más de un 60%, en productos primarios, si bien Europa se reservaba la parte fundamental –más del 75%– de las exportaciones mundiales de productos manufacturados, entre las que los textiles representaban cada vez menos, y los productos metálicos, más.