Читать книгу Lecciones sobre economía mundial. Introducción al desarrollo y a las relaciones económicas internacionales онлайн

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Todo este largo período está dominado por la supremacía económica de Estados Unidos y de su moneda, el dólar, como gran medio de pago y de reserva internacional. Hegemonía que en Europa se consagra con el flujo de ayuda norteamericana provisto por el programa de reconstrucción conocido como «Plan Marshall». Sobre estas bases, tanto el comercio, merced a las rondas negociadoras del GATT, como los flujos privados de capitales, especialmente tras la declaración de convertibilidad de las monedas europeas, encuentran crecientes facilidades, sustentando un auge de la economía mundial sin precedentes, tanto por su intensidad y duración como por abarcar a las más variadas regiones.

En efecto, la tasa anual promedio de crecimiento de la renta per cápita mundial crece en esta fase hasta el 3%, y ello a pesar de los dos puntos porcentuales que le resta el aumento de la población mundial, más acelerado que en ningún otro período de la historia de la humanidad, y muy concentrado en las latitudes más atrasadas de África, Asia y América. Será en Europa donde se alcancen las tasas más altas de crecimiento medio –muy destacadamente en la Europa del Sur–, y también en Japón, cuyos excepcionales registros (8,1% de aumento anual de la renta per cápita entre 1950 y 1973) lo aúpan a la cúspide de las regiones más industrializadas. Europa y Japón consiguen así reducir de un modo muy sustancial el desfase que les separaba, al concluir la Segunda Guerra Mundial, del líder tecnológico e industrial del mundo, los Estados Unidos.

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