Читать книгу Lecciones sobre economía mundial. Introducción al desarrollo y a las relaciones económicas internacionales онлайн
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Fuera o no capaz aún Estados Unidos de ejercer plenamente el liderazgo mundial (económico y monetario) a la altura de los años veinte, lo cierto es que la recesión que se inicia en este país a finales de 1929 se transmite con extraordinaria virulencia e inmediatez –y muy prolongada duración– por todo el mundo, en particular por aquellos países, a una y otra orilla del Atlántico, que más dependían del flujo de capitales norteamericanos. Y, así, en la década de los treinta se acentúa el proteccionismo arancelario y se generalizan los controles directos sobre el comercio exterior, inspirados en la política de «empobrecer al vecino»; estas medidas, junto con el abandono del patrón oro y el estricto control de los cambios en casi todos los países, llevan a una gran distorsión –y reducción– de las corrientes comerciales y de los flujos de capital, por no hablar del truncamiento general de las migraciones internacionales. Charles Kindleberger ha mostrado, con su conocido esquema en forma de espiral, cómo, en apenas cuatro años (1929-1933), el comercio mundial se redujo en casi un 70%, no recuperando hasta 1950 los niveles de 1929. Y mayor fue si cabe el reflujo de los movimientos de capital. Así, la crisis, con independencia de sus controvertidos factores causales, adquiere pronto un acumulado efecto contractivo sobre las relaciones internacionales, lo que contribuyó a ensombrecer aún más el panorama mundial, hasta configurar un fenómeno que pasó a la historia del siglo XX como la Gran Depresión; período que enlaza, casi sin solución de continuidad, con el estallido de la segunda contienda mundial de la centuria.