Читать книгу Una arquitecta del cambio social desde el activismo y las políticas públicas. Testimonios de rutas compartidas con Isabel Martínez Lozano онлайн
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Salir de la crisis de civilización, de la decadencia de EE. UU., es también el núcleo del discurso que alimentó la campaña de Donald Trump advirtiendo solemne que “No estamos solo ante una nueva elección, estamos ante un cruce de caminos […] nuestra gran civilización, América y todo el mundo civilizado, se enfrenta a la hora de la verdad”ssss1. Y especificando, con mucha menos solemnidad, pero bastante más claridad, que “la victoria de Hillary Clinton puede llevar a la destrucción total de Estados Unidos”ssss1. La misma idea se repite al otro lado del Atlántico por Marine Le Pen: “todos mis adversarios han contribuido al derrumbe de Francia […] vivimos en el horror, en una tragedia nacional. Francia no está gobernada, está abandonada […] Francia no es Francia sin su grandeza […] la campaña presidencial que va a comenzar no es como las demás, nos jugamos lo esencial: debemos decidir nuestra suerte no para cinco años sino quizás para siempre”ssss1.
No estamos ante un discurso de campaña ni un relato construido de la noche a la mañana. Si la extrema derecha europea bebe de una filosofía crepuscular estrechamente vinculada a su bagaje ideológicossss1, Donald Trump sigue una tradición política y un relato muy anterior a este momentossss1 y recoge lo que muchos de los que le precedieron han ido sembrando. Es esa obsesión de una crisis vital en EEUU, lo que se encuentra en la base del Tea Party, el movimiento que más ha cambiado el republicanismo en EEUU en las últimas décadas y en el que, como señalan Theda Skocpol y Vanessa Williamson tras entrevistar a numerosos miembros del movimiento, “casi nunca oíamos hablar de economía sino de la pesadilla de la decadencia social”ssss1. Es el mismo mensaje apocalíptico al que se han sumado, uno tras otro, los líderes republicanos que antecedieron a Donald Trump: “América se está acercando al punto de inflexión en el que no hay vuelta atrás” advertía en 2009 Paul Ryan ante la toma de posesión de Obamassss1. E insistía poco después: “se acelera la marcha hacia un punto irreversible que amenaza nuestra forma de vida”ssss1. “Su plan [el de los demócratas] es aplicar los principios de FDR –repetía Rick Santorum en Idaho en 2012– Estamos alcanzando un punto de inflexión histórico”. También Mitt Romney se apuntó el tono y contenido para señalar que estamos “solo a unas pulgadas de dejar de ser un país libre […] esta elección es nuestra última oportunidad”ssss1.