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Por otro lado, otra cuestión de la que nos percatamos es que no existe una clasificación tipológica en cuanto al modus operandi, escena, víctimas etc del menor que esté ni validada ni consensuada por la comunidad científica. Pero evidentemente, no tiene nada que ver un agresor de progenitores (que se arriesga poco porque en el fondo afectivamente ataca a una persona que le quiere y que posiblemente no le deje de querer) que un agresor sexual, un grafitero o contra la propiedad y dentro de los mismos habría que establecer subcategorías delimitadas y definidas a nivel de cómo se planifican, que desencadenantes previos hay y como se ejecutan dichos delitos. Y por último hemos constatado que los investigadores de la violencia con un metodología muy instrumental y reduccionista han aportado relativamente pocos datos para reducir el riesgo de violencia o de reincidenciassss1.

Un término muy recurrente y aceptado es el de carrera delictivassss1, también denominado criminología del desarrollossss1 entendiendo esta como el análisis de las etapas sucesivas por las que suelen transcurrir aquellas personas que comenten delitos. Ya sea evolucionando, involucionando o permaneciendo de forma estática en su modus operandi.

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