Читать книгу Régimen disciplinario castrense онлайн

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ssss1. Ejemplo de estos consejos de guerra son los que se formaban de manera automática para la represión de la infracción de los deberes de centinela con ocasión de las rondas nocturnas, en las que el Tribuno hace venir a los que estaban nombrados, para la guardia, y los carea con la ronda. Si la falta reside en las centinelas, la ronda pone por testigos a sus compañeros. Por eso es necesario que los lleve; de lo contrario, recae sobre ella toda la culpa en cuyo caso “se forma al instante un consejo de guerra, el tribuno sentencia, y al que sale condenado se le da una paliza” (Libro sexto, capítulo XII que lleva por rúbrica Castigos de los delitos y premios al valor).

ssss1. “(…) hay otros que sólo tienen una nota de timidez e ignominia; como si uno, por lograr premio, cuenta al tribuno una hazaña que no ha realizado; Si apostado de centinela, desampara por miedo el sitio, o si cobarde arroja las armas en el combate. Por eso se ven soldados que, temerosos del castigo que les espera, prefieren antes perecer visiblemente en el puesto, aunque sea superior el número de los enemigos, que no abandonar la línea. Otros que, perdido durante la acción el escudo, la espada u otra cualquier arma, se lanzan temerarios en manos de los contrarios, o para recobrar lo que han perdido, o para evitar con la muerte la manifiesta vergüenza y escarnio de sus compañeros”.

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