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Con Felipe III se inició la decadencia del Imperio español fruto de la indisciplina creciente en los ejércitos cuya consecuencia derivaba de unas normas militares consideradas, a todas luces, ineficaces.

1.4.4. Decadencia y declive de la técnica normativa de mantenimiento de la disciplina durante el reinado de Felipe IV

En 1624 se produce la fulminante pérdida de la plaza de Breda cuya capitulación ante Spinola había sido objeto del famoso cuadro de Velázquez en el Salón de los reinos del Buen Retiro. Se trató de un auténtico golpe demoledor contra el Imperio español. Felipe IV clamó desde Madrid por una acción contundente contra los oficiales culpables de las últimas derrotas, y en una cartassss1 a su hermano el cardenal Infante declaró que: “el oir a todos es debido, pero si semejantes casos que a la primera vista son tan atrozes contra mi servicio parece no ha menester más prueba que referirles, quedan sin castigo, no puedo yo tener otro enemigo mayor de mi grandeza”.

En este contexto, se promulga el 28 de junio de 1632 la Real Ordenanza sobre disciplina militar, mando, sueldos, ventajas, provisiones de empleos y otras cosas, cuyo preámbulo es singular revelador del estado en que la disciplina se encuentra en aquel momento histórico al matizar que “la disciplina militar de mis Exercitos ha decaído en todas partes, de manera que se halla sin el grado de estimación que por lo pasado tuvieron; habiendo experimentado diferentes sucesos que los del tiempo en que estaba en su punto y reputación, lo qual ha causado la falta de observancia de Mis órdenes”.

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