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1.4.3. Felipe III el Piadoso y la figura del Superintendente

Del reinado de Felipe III (1598–1621) es destacable la Ordenanza Militar de 8 de julio de 1603 cuya vigencia se extiende a poco más un siglo. En el periodo de su promulgación, la disciplina estaba pasando por un momento de relajación careciendo del rigor de tiempos anteriores siendo preciso volverla a su antiguo estadossss1. En este sentido reza la Ordenanza: “(…) habiendo entendido que la buena disciplina militar que solía haber en la Infantería española se ha ido relajando y corrompiendo en algunas cosas dignas de remedio y deseando su conservación y aumento mandé que se practicase en mi Consejo de Guerra sobre ello y se me consultase lo que pareciere; habiéndolo hecho con el acierto y consideración que la calidad de la materia requiere, he resuelto lo que sigue”.

La Ordenanzas de 1603 proveyó al cargo de Superintendente, que había sido creado por Felipe IIssss1, de todo un conjunto de regulaciones para ayudarle en su cargo. Estas Ordenanzas y la amplitud de sus poderes permitieron al Superintendente perseguir los casos de malversación económica, insubordinación e incompetencia, y aplacar los motines que habían constituido una auténtica plaga en los ejércitos, donde los oficiales ahora temían ser perseguidos y procesados mientras que los soldados disponía de un foro de quejassss1.

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