Читать книгу Régimen disciplinario castrense онлайн
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Durante esta época, se protegía celosamente la exención de los Tercios de la jurisdicción de los jueces locales acogiéndose al fuero militar; se aplicaban estrictamente los bandos sin que hubiera duda a la hora de degradar o castigar a cuanto oficial hubiere desobedecido o descuidado sus deberesssss1; no faltando tampoco los castigos de índole colectivo. Así, en 1568 el Tercio de Cerdeña, con el tácito consentimiento de sus oficiales, se desmandó en el campo holandés para vengar una anterior derrota en la batalla de Heyligerlee, motivo que valió al Duque de Alba la disolución inmediata del Tercio degradando al Maestre de Campo y a todos sus Capitanes haciendo un severo aviso para la preservación de la disciplina: “(…) que si yo después me viere provocado de nuevo a hacer alguna demostración, desde aquí declaro ser mi ánimo hacerla tal que todos finalmente queden enterados de la inseparable unión que entre sí tiene mi gobierno con la disciplina, y la disciplina con mi gobierno”ssss1.
A pesar de los castigos espectaculares, la disciplina y gobierno de los ejércitos decayeron lentamente durante estos años debido fundamentalmente a la falta de carisma de jefes y a unos oficiales que, faltos de paga y seguridad laboral, se negaban a aplicar medidas disciplinarias a sus fatigados soldados, circunstancia que se revelaron en una serie de motinesssss1, y de cuya necesaria consecuencia extrajo la jerarquía militar pronta lecciónssss1.