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La ventaja de esta forma de vacacionar es que nunca he padecido el síndrome post-vacacional, sencillamente porque no me ha dado tiempo a acomodarme a eso que los italianos llaman “dolce far niente” (no hacer ni el huevo, dicho en castellano), para luego terminar aterrizando abruptamente en la mesa del despacho.
Si apenas me he ido el aterrizaje será suave, aunque tampoco espero que mis clientes se pongan a aplaudir con entusiasmo como los pasajeros de cierta aerolínea “low cost”. Mañana veremos.
ssss1 Famoso esclavo que vivió a caballo de los siglos XVIII y XIX cuya historia popularizó una popular serie de TV en mis años de infancia, “Raíces”.
30 de agosto de 2018
No hay una de las probabilidades para las probabilidades de la Ley
Hay una típica pregunta que temo de ciertos clientes (aunque mi respuesta siempre sea la misma): ¿qué probabilidades tengo de ganar mi caso? Cómo buen gallego (de sangre aunque no de nacimiento, gallego de la diáspora) podría contestar con un “depende”. Pero para satisfacer la curiosidad del cliente bien podría añadir eso de que debemos tener razón, saberla pedir y que nos la quieran dar ¿Puro azar, entonces?