Читать книгу La educación sentimental онлайн

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Gustave intenta dar su opinión, pero no lo consigue. No sabe qué pensar, pero le bullen las ideas sin llegar a formularlas. Los escritores del XIX se debaten entre el Romanticismo ‒todos quieren ser Chateaubriand–, hasta Victor Hugo que dice en su adolescencia: «Seré Chateaubriand o nada». O quieren ser Lamartine, poeta romántico y hombre político que interviene en ese momento en la República del 48‒, una generación entre el Romanticismo, el realismo y el naturalismo. Sin olvidar el simbolismo de Baudelaire, el Arte por el Arte de los amigos del Parnaso; y la belleza y precisión de la palabra como pilar fundamental de la escritura.

Es de noche, y el silencio sólo se interrumpe con los pasos de Gustave en la terraza; su altura y su corpulencia se agrandan en las sombras. Se detiene y contempla las colinas verdes, negras ya a estas horas, como esos pensamientos oscuros que le ciegan. Casi de madrugada, vuelve a su gabinete, antes de que la señora Flaubert, su protectora madre, se levante, temiendo los nervios mal controlados del hijo.

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