Читать книгу Espiados. Un agente: Marcelo D'Alessio. Un juez: Alejo Ramos Padilla. El poder argentino, en jaque онлайн
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Sobre el final de la entrevista, el conductor Diego Sehinkman le preguntó “por qué no iba a Dolores, le entregaba el celular a Ramos Padilla y se ponía a disposición”. “Yo no voy a bailar al compás de una operación, eso es claro. Obviamente que todos estamos a disposición de la justicia, está claro, ¿no?”20. Los cinco periodistas en piso no repreguntaron.
“En todo proceso judicial, cada una de las personas involucradas suele contar con una versión propia de los hechos y todas esas versiones deben ser oídas y evaluadas por un único magistrado, que será quien, luego, presentará la reconstrucción procesal de lo ocurrido que conforme su criterio razonado y debidamente fundado, surja de la prueba reunida. Si alguna de las partes no se halla conforme con la solución adoptada, cuenta con las amplias vías recursivas (…) Ahora bien, todo el sistema jurídico configurado a partir del modelo constitucional argentino se hallaría completamente desnaturalizado si cada uno de los involucrados en un caso presentara su propia hipótesis ante un nuevo tribunal y desde allí se formara una ‘investigación paralela o duplicada’ sustentada en tal hipótesis. Se producirían, entonces, tantas soluciones judiciales como imputados o querellantes existan en un proceso, cada uno con una respuesta judicial hecha a su medida, lo que implicaría la virtual disolución de cualquier sistema de administración de justica”21.