Читать книгу Espiados. Un agente: Marcelo D'Alessio. Un juez: Alejo Ramos Padilla. El poder argentino, en jaque онлайн

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Por su parte, el kirchnerismo que había sobrevivido a los primeros tres años de gobierno de Macri, empezaba a ver “la luz al final del túnel”, analogía que alguna vez utilizó la vicepresidenta Gabriela Michetti para explicar medidas apáticas de su gobierno.

El arrepentido empresario Gonzalo Brusa Dovat seguía conmovido por su aparición en los medios días atrás, pero más aún por las buenas nuevas que veía en televisión. La noticia no era él, sino su extorsionador. D’Alessio le escribió y le preguntó cómo estaba. Este le preguntó qué había pasado y por qué habían allanado su casa. “No es con vos, es conmigo”, sentenció el hombre que durante esas noches utilizaba el celular de su hijo para comunicarse.

El 10 de febrero, el mismo D’Alessio le mandó un nuevo mensaje al fiscal: “Carlos. Me van a matar. Querés que vaya con vos a la cámara federal para declarar ahí y decir quién me giró? Ramos Padilla me quiere detener”18. El remitente nunca respondió; ese hombre era parte de un pasado que empezaba a complicarlo.

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